Curran compares foreign language learning to the evolutive stages of the person, i.e. to his ontogeny. He considers that the participant is involved in a process of “the whole person” and, at each stage, the latter not only participates in the accomplishment of cognitive tasks but also solves affective conflicts. According to this conceptualisation, the participant is an organic being. Each of his activities develops as a result of the previous one. Changes are not easily or automatically achieved, as it might be thought. They indeed are the consequence of affective crises. Hence, the function of the instructor is that of a counsellor in Carl Rogers’ meeting groups. The counsellor has to bind together what is affective and what is cognitive. Thus, the instructor must understand the sentimental language of the participant in order to favour the knowledge language, which is what learning a foreign language implies. This way, in my opinion, Curran rightly applies the humanistic model of the instructor as a counsellor to language teaching/learning. I make use of such notion in a very similar way. The psychological counselling technique, which, as we shall later see, I would call the method of elenchus, explicitly identifies the psychological problems which could emerge during a language course. This way, the instructor is responsible for creating a safe environment in which the participants become able to develop and learn. Feeling safe, the participants may focus their energy on communication and learning tasks instead of wasting that energy in keeping defensive positions.
Curran compara el aprendizaje de lenguas extranjeras con las etapas evolutivas de la persona, o sea, con su ontogenia. Considera el participante se encuentra involucrado en un proceso de “toda la persona” y que, en cada etapa, el participante no solamente participa en la realización de tareas cognitivas sino que asimismo resuelve conflictos afectivos. El participante, de acuerdo con esta conceptualización, es un ser orgánico. Cada una de sus actividades se desarrolla a partir de la anterior. Los cambios no se logran fácilmente o de manera automática, como se pudiera creer. Son de hecho la consecuencia de crisis afectivas. De ahí que la función del instructor sean las que tiene un asesor de los grupos de encuentro de Carl Rogers. Teniendo el asesor que relacionar en sus respuestas lo afectivo con lo cognitivo. Así, el instructor debe comprender la lengua del sentimiento del participante, para favorecer a la lengua del conocimiento que implica el aprendizaje de una lengua extranjera. De esta forma, Curran hace, muy acertadamente, me parece a mí, que se aplique a la enseñanza/aprendizaje de idiomas el modelo humanista del instructor como asesor. Tal noción yo la utilizo de forma muy similar. La técnica del consejo psicológico, que yo llamaría más bien, con veremos posteriormente, método mayéutico, tiene un reconocimiento explícito de los problemas psicológicos que pudieran surgir durante un curso de idiomas. Siendo de tal modo el instructor responsable de crear un ambiente seguro en el que los participantes puedan desarrollarse y aprender. Sintiéndose seguros, los participantes pueden dirigir sus energías a las tareas de comunicación y de aprendizaje en vez de desperdiciar tales energías en mantener posiciones de defensa.
Curran compara el aprendizaje de lenguas extranjeras con las etapas evolutivas de la persona, o sea, con su ontogenia. Considera el participante se encuentra involucrado en un proceso de “toda la persona” y que, en cada etapa, el participante no solamente participa en la realización de tareas cognitivas sino que asimismo resuelve conflictos afectivos. El participante, de acuerdo con esta conceptualización, es un ser orgánico. Cada una de sus actividades se desarrolla a partir de la anterior. Los cambios no se logran fácilmente o de manera automática, como se pudiera creer. Son de hecho la consecuencia de crisis afectivas. De ahí que la función del instructor sean las que tiene un asesor de los grupos de encuentro de Carl Rogers. Teniendo el asesor que relacionar en sus respuestas lo afectivo con lo cognitivo. Así, el instructor debe comprender la lengua del sentimiento del participante, para favorecer a la lengua del conocimiento que implica el aprendizaje de una lengua extranjera. De esta forma, Curran hace, muy acertadamente, me parece a mí, que se aplique a la enseñanza/aprendizaje de idiomas el modelo humanista del instructor como asesor. Tal noción yo la utilizo de forma muy similar. La técnica del consejo psicológico, que yo llamaría más bien, con veremos posteriormente, método mayéutico, tiene un reconocimiento explícito de los problemas psicológicos que pudieran surgir durante un curso de idiomas. Siendo de tal modo el instructor responsable de crear un ambiente seguro en el que los participantes puedan desarrollarse y aprender. Sintiéndose seguros, los participantes pueden dirigir sus energías a las tareas de comunicación y de aprendizaje en vez de desperdiciar tales energías en mantener posiciones de defensa.
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