6. Humanistic/Affective Model
Although the Humanistic/Affective Model is compatible in many aspects with the Cognitive Code, the former emerged as a reaction to the general lack of affective considerations both in Audio-Lingualism and in the Cognitive Code.
In this approach, communication which is significant to the participant is stressed, the respect of the individual – each of the participants – and his/her feelings being emphasised. Its procedures and activities involve a lot of work in small groups. Translation, which is frequently used in the initial lessons, is allowed, but is later withdrawn. The environment in class is perceived as something more important than the method or techniques to be applied, group support and interaction being necessary for learning. In the case of individual courses, the correct instructor-participant interaction is essential for harmonic learning. Here, learning a foreign language is also perceived as a self-realisation experience, in the Maslowian sense of the term. The instructor becomes a kind of counsellor or facilitator, in the Rogersian sense of the word. And most importantly, the instructor must be bilingual, i.e. he must master both the mother tongue of the participants and the target language at high levels.
As mentioned above, the environment in class must be optimal to achieve the ideal learning. This refers both to the physical environment – selected furniture, images presented in the classroom’s walls, be they paintings, posters, sculptures, etc. – and the remaining physical objects that must give a sense of comfort and stimulation. Regarding the social environment, it is the function of the instructor to lead a group dynamics which is coherent and trustworthy. Each member in the group must see himself – and here lies the priority of the instructor – as a companion and not as a competitor. These two atmospheres created, both physical and social, will result in an ideal psychological environment for the learning process.
The Humanistic/Affective Approach was first used in the late 1970s and it is increasingly being used in the West. It is precisely in this Model where the therapeutic background of learning can be appreciated. Here, learning a language is considered to be similar, if not identical, to a therapeutic process. In other words, the person learns new thinking abilities, feelings, and behaviours in the exercise of the therapy, which will make him happier and more stable in his social environment and with himself. The same thing happens in a language learning process: the person, through the new language, learns new thinking, feeling, and behaviour abilities which will fulfil his self-confidence, therefore he will be happier and more stable within his new linguistic environment and as an individual. Indeed, both processes function the same way, with the obvious difference that the participant in a language course has gained something else, i.e. a new language. His psychological – and therefore, behavioural – confidence, will bloom as he realises that people understand what he says and he understands what the rest of the people tell him in that new language, with which he was formerly unfamiliar. This is why we talk about a process of self-realisation. The individual, as he learns the target language, literally grows. His goal has been reached by means of a psycho-pedagogic process that radically increases his psychological self-confidence, thus creating a totally assertive behaviour. Therefore, I refer to it as a therapeutic process. In summary, as we shall later see, to learn a concrete subject is a psychotherapeutic process in the same way that a psychotherapy is, in all senses, a learning process.
6. Modelo Humanista/Afectivo.
A pesar de que en muchos aspectos del Modelo Humanista/Afectivo es bastante compatible con la Codificación Cognitiva, éste surgió como una reacción a la falta generalizada de las consideraciones afectivas tanto del Audiolingualismo como de la Codificación Cognitiva.
En éste enfoque se resalta la comunicación que es significativa para el participante, teniendo un énfasis prioritario el respeto al individuo (a cada participante) y sus sentimientos. Los procedimientos y actividades involucran mucho trabajo en pequeños grupos. Se permite la traducción, la cual es frecuentemente usada en las lecciones iniciales, siendo destituida posteriormente. El ambiente de la clase es percibido como más importante que el método o técnicas a utilizar, siendo el apoyo del grupo y la interacción necesarios para el aprendizaje. En el caso de cursos individuales, la correcta interacción instructor-participante es esencial para el aprendizaje armónico. Aquí, el aprender una lengua extranjera es percibido también como una experiencia de autorrealización, en el sentido maslowiano del término. El instructor llega a ser como un asesor o facilitador, en el sentido rogeriano de la palabra. Y, muy importante, el instructor debe ser bilingüe, es decir , debe dominar a un nivel alto tanto la lengua materna de los participantes como el idioma objetivo.
Al mencionar anteriormente que el ambiente en clase debe ser óptimo para lograr un aprendizaje idóneo, se refiere tanto al ambiente físico como son los muebles seleccionados, las imágenes expuestas en las paredes de clase, ya sea, pinturas, posters, esculturas, etc., y demás objetos físicos que den un sentimiento de confortabilidad y estimulación. Por lo que respecta al ambiente social, la función del instructor es llevar una dinámica de grupo coherente y de confianza. Cada miembro del grupo debe verse, y en eso radica la prioridad del instructor, como un compañero y no como un competidor. Los dos ambientes creados, tanto el físico como el social, redundarán en un ambiente psicológico idóneo para el proceso de aprendizaje.
El enfoque Humanista/Afectivo comenzó a utilizarse a finales de los años setenta y continúa usándose cada vez más en todo occidente. Es precisamente en éste Modelo donde se puede apreciar el fondo terapéutico de la enseñanza. Aquí se considera que aprender una lengua es similar, si no idéntico, al proceso terapéutico. Es decir, en el ejercicio de la terapia la persona aprende nuevas habilidades de pensamiento, sentimientos y conductas que lo harán más feliz y estable dentro de su entorno social y consigo mismo. Lo mismo sucede en un proceso de aprendizaje lingüístico: La persona, a través de la nueva lengua, aprende nuevas habilidades de pensamiento, sentimientos y conductas que lo llenarán de autoconfianza, por lo que será más feliz y estable dentro de su nuevo entorno lingüístico y como individuo. De hecho, los dos procesos funcionan igual, con la obvia diferencia de que el participante en un curso de idiomas ha ganado algo más, o sea, una nueva lengua. Su confianza psicológica, y como consecuencia conductual, se desbordará al darse cuenta de que las personas comprenden lo que dice y él o ella comprende lo que le dicen los demás en esa lengua nueva, antes extraña. Es por eso por lo que se habla de un proceso de autorrealización. El individuo, al aprender la lengua objetivo, crece, literalmente. Su meta ha sido alcanzada por medio de un proceso psicopedagógico que incrementa radicalmente su autoconfianza psicológica, creándose de tal modo una conducta totalmente asertiva. De ahí que hable de un proceso terapéutico. En resumen, como veremos posteriormente, aprender un tema concreto, es un proceso psicoterapéutico, del mismo modo que una psicoterapia es en todos los sentidos un proceso de aprendizaje.
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